Grabado. Obra de José Grimalt.
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14/11/12
CRÍTICAS
Definir la obra de un pintor como José Grimalt, con el que además me une una larga amistad, resulta una tarea doblemente difícil. Se podría pensar que la situación del presentador (en este caso, además, amigo desde su época de estudiante ), podría complacer de una forma benevolente en lugar de real, en que debería estar situado el trabajo de un pintor como José Grimalt .
Pero con José Grimalt, sería imposible no ser sincero y tratar con unas palabras de dejar en lugar, que por propios méritos le corresponde, en este complejo mundo de las manifestaciones artísticas.
Observarle ya, mientras trabajaba en las áreas diarias de aquella época y en el trabajo que desarrollaba, iba marcando las pautas que posteriormente serian la esencia de su pintura.
De aquel tiempo se descubre la ambientación y la atmósfera que prefiere para sus cuadros, los colores, las actitudes y los instantes que le interesan y emocionan.En un mundo donde por un momento aísla imágenes, en las que nos muestra lo mejor de su ingenuidad. Imágenes de ancianos retratados con todos los elementos que intervienen en la composición, con una presencia física notable y que desvela en parte el secreto de su arte: pintados con detalle minuciosamente.
Se trata de José Grimalt, un artista con una doble personalidad, la de artista frío y lúcido, y la de artista sensible que es fiel a aquellos principios que le suscitaron el mundo que pinta actualmente.
En los paisajes, se podría hacer casi una transcripción de sus cuadros con figuras, pero sin presencia física que motivaba a aquellos otros, Huyendo de cualquier anécdota.
El pintor nos presenta constantemente paisajes e interiores, con fondos de luz y color, en medio de atmósferas tiernas y románticas, que nos evocan una secreta y profunda nostalgia del tiempo .En todos sus paisajes el misterio es efímero, las transparencias de las acuarelas hacen que apenas se de cuanta el espectador de la transformación que está viviendo en contraste con la realidad .
Estos datos ,a mi modo de ver ,podrían tratar de explicarnos la fascinación que ejercen las acuarelas de José Grimalt ,Un artista que afortunadamente ha recreado para todos nosotros, a través de sus cuadros ,un universo transparente y exquisitamente personal .
Breves notas sobre una técnica:
El protagonismo en la acuarela del color. A diferencia de otras técnicas pictóricas, la acuarela quedaría sobre el papel como un cuerpo vivo, encendido, vibrante.Las pinceladas se superponen ,dejando entrever infinidad de veladuras translucidas. El color resuelto con luces, el blanco del papel, un blanco a veces hiriente ,pero necesario. Compensado con los matices y las formas que el pintor dibuja sobre la superficie blanca.
La acuarela en si, tienen una extraordinaria variedad de posibilidades .La técnica de alguna forma puede resultar modesta, pero en manos del pintor cobra toda fuerza y expresividad que la materia inerte ofrece al artista.
Las bellas acuarelas que tenemos ante nosotros ,con el resultado ,no solo de las posibilidades de la técnica ,sino de la creatividad del pintor ,que la pone al lado de aquella ,para arrancar al papel las vibraciones a través del color.
Así pues, se podría definir esta exposición usando una frase del pintor Henri Goetz, cuando dice "no se compra color al adquirir un tubo de pintura, sólo el pintor puede crearlo". José Grimalt, nos lo demuestra aquí claramente.
Ángel Fuentes, diseñador gráfico y amigo personal del pintor.
CRÍTICAS DE PRENSA:
José Grimalt ,grabador ,diseñador ,ilustrador gráfico, muestra en esta exposición su faceta de pintor de acuarelas.
Éstas son plenamente realistas .Mira la realidad que le circunda con su retina levantina, tan nítida y precisa y la refleja tal como es.
No busca las razones últimas y metafísicas del paisaje ,pero tampoco cae en los tintes melancólicos o retóricos. Rara es la vez en que se ven atardeceres o brumas poéticas .La poesía no aparece como una creación del pintor, sino como una cualidad determinada por meras formas externas a la cosa.
Desde Levante hasta los hórreos norteños, pasando por los páramos castellanos y las marinas ,se manifiesta como una constante en su obra el reflejo de la realidad habitual .Quizás ,por oposición a su faceta de ilustrador o diseñador .Al afrontar el paisaje se ciñe al diseño del propio paisaje ,sin poner añadidos de su parte ,siendo para ello sumamente preciso en la determinación de cada manchad e color.
José Grimalt aparece, pues, como un pintor de la realidad, testigo del mundo que nos rodea, y nos lo transmite de una manera casi objetiva, como un cronista sin palabras, pero con imágenes.
Juan Nepomuceno, Comentarista de Arte.
Grimalt es un joven maestro, y eso se nota a primera vista en la rapidez y limpieza de su aguada, en la armonía con que se diluye y distribuye el color, en la transparencia de algunas tonalidades y en definitiva, en la arquitectura pictórica toda de sus obras .
De otro lado ,el joven artista sabe crear también la ambientación adecuada ,que es una de las grandes virtudes requeridas por la técnica de la acuarela ,y sabe situarnos en le momento y en la hora de luz ,y hasta diríamos que en el husmo dela iré de cada evocación plástica.
Su obra rezuma placidez y serenidad hasta el último de sus poros.El paisaje es siempre calmo, recóndito, intimo, cercano a la meditación y al propio recuerdo.
Sus acuarelas se centran en el estudio de la luz ambiental ,y más que de la luz ,del propio ambiente ,reflejado en la luminosidad del paisaje .En sus obras se palpa la tranquila paz del campo castellano ,el despertar de las piedras centenarias de sus casas, o las neblinas que surgen en el horizonte .Sus acuarelas son el reflejo de la calma de la naturaleza ,de la paz interior del paisaje ,del recuerdo que serena y se pierde en un tiempo intemporal.
Grimalt consigue hacer unas acuarelas limpias, luminosas, en las que el brillante colorido cambia al adaptarse a las exigencias del lugar que refleja.Unas veces son campos dorados, otras paisajes norteños llenos de verdor, en ocasiones marinas o puertos en movimiento.
Le gustan al artista también los pueblos colgados de las montañas, las plazas o la representación de la arquitectura popular, en las que se adentra para ofrecer los interiores de unas cocinas en las que el tiempo se ha estancado.
Grimalt hace también bodegones y recrea humildes utensilios de uso diario a los que consigue dar toda su importancia .La muestra se completa con los retratos de esas gentes que pueblan los lugares que antes he plasmado. Ancianos sobre todo, que parecen haber dejado hace un momento esas calles y los paisajes en los que se detuvo el artista, para intentar captarles como un recuerdo del tiempo que no pasa.
Las acuarelas de Grimalt atraen precisamente porque recogen la belleza sencilla y sosegada.
Juan Nepomuceno, crítico de Arte de la "Hoja del Lunes", Valladolid.
Pero con José Grimalt, sería imposible no ser sincero y tratar con unas palabras de dejar en lugar, que por propios méritos le corresponde, en este complejo mundo de las manifestaciones artísticas.
Observarle ya, mientras trabajaba en las áreas diarias de aquella época y en el trabajo que desarrollaba, iba marcando las pautas que posteriormente serian la esencia de su pintura.
De aquel tiempo se descubre la ambientación y la atmósfera que prefiere para sus cuadros, los colores, las actitudes y los instantes que le interesan y emocionan.En un mundo donde por un momento aísla imágenes, en las que nos muestra lo mejor de su ingenuidad. Imágenes de ancianos retratados con todos los elementos que intervienen en la composición, con una presencia física notable y que desvela en parte el secreto de su arte: pintados con detalle minuciosamente.
Se trata de José Grimalt, un artista con una doble personalidad, la de artista frío y lúcido, y la de artista sensible que es fiel a aquellos principios que le suscitaron el mundo que pinta actualmente.
En los paisajes, se podría hacer casi una transcripción de sus cuadros con figuras, pero sin presencia física que motivaba a aquellos otros, Huyendo de cualquier anécdota.
El pintor nos presenta constantemente paisajes e interiores, con fondos de luz y color, en medio de atmósferas tiernas y románticas, que nos evocan una secreta y profunda nostalgia del tiempo .En todos sus paisajes el misterio es efímero, las transparencias de las acuarelas hacen que apenas se de cuanta el espectador de la transformación que está viviendo en contraste con la realidad .
Estos datos ,a mi modo de ver ,podrían tratar de explicarnos la fascinación que ejercen las acuarelas de José Grimalt ,Un artista que afortunadamente ha recreado para todos nosotros, a través de sus cuadros ,un universo transparente y exquisitamente personal .
Breves notas sobre una técnica:
El protagonismo en la acuarela del color. A diferencia de otras técnicas pictóricas, la acuarela quedaría sobre el papel como un cuerpo vivo, encendido, vibrante.Las pinceladas se superponen ,dejando entrever infinidad de veladuras translucidas. El color resuelto con luces, el blanco del papel, un blanco a veces hiriente ,pero necesario. Compensado con los matices y las formas que el pintor dibuja sobre la superficie blanca.
La acuarela en si, tienen una extraordinaria variedad de posibilidades .La técnica de alguna forma puede resultar modesta, pero en manos del pintor cobra toda fuerza y expresividad que la materia inerte ofrece al artista.
Las bellas acuarelas que tenemos ante nosotros ,con el resultado ,no solo de las posibilidades de la técnica ,sino de la creatividad del pintor ,que la pone al lado de aquella ,para arrancar al papel las vibraciones a través del color.
Así pues, se podría definir esta exposición usando una frase del pintor Henri Goetz, cuando dice "no se compra color al adquirir un tubo de pintura, sólo el pintor puede crearlo". José Grimalt, nos lo demuestra aquí claramente.
Ángel Fuentes, diseñador gráfico y amigo personal del pintor.
CRÍTICAS DE PRENSA:
José Grimalt ,grabador ,diseñador ,ilustrador gráfico, muestra en esta exposición su faceta de pintor de acuarelas.
Éstas son plenamente realistas .Mira la realidad que le circunda con su retina levantina, tan nítida y precisa y la refleja tal como es.
No busca las razones últimas y metafísicas del paisaje ,pero tampoco cae en los tintes melancólicos o retóricos. Rara es la vez en que se ven atardeceres o brumas poéticas .La poesía no aparece como una creación del pintor, sino como una cualidad determinada por meras formas externas a la cosa.
Desde Levante hasta los hórreos norteños, pasando por los páramos castellanos y las marinas ,se manifiesta como una constante en su obra el reflejo de la realidad habitual .Quizás ,por oposición a su faceta de ilustrador o diseñador .Al afrontar el paisaje se ciñe al diseño del propio paisaje ,sin poner añadidos de su parte ,siendo para ello sumamente preciso en la determinación de cada manchad e color.
José Grimalt aparece, pues, como un pintor de la realidad, testigo del mundo que nos rodea, y nos lo transmite de una manera casi objetiva, como un cronista sin palabras, pero con imágenes.
Juan Nepomuceno, Comentarista de Arte.
Grimalt es un joven maestro, y eso se nota a primera vista en la rapidez y limpieza de su aguada, en la armonía con que se diluye y distribuye el color, en la transparencia de algunas tonalidades y en definitiva, en la arquitectura pictórica toda de sus obras .
De otro lado ,el joven artista sabe crear también la ambientación adecuada ,que es una de las grandes virtudes requeridas por la técnica de la acuarela ,y sabe situarnos en le momento y en la hora de luz ,y hasta diríamos que en el husmo dela iré de cada evocación plástica.
Su obra rezuma placidez y serenidad hasta el último de sus poros.El paisaje es siempre calmo, recóndito, intimo, cercano a la meditación y al propio recuerdo.
Sus acuarelas se centran en el estudio de la luz ambiental ,y más que de la luz ,del propio ambiente ,reflejado en la luminosidad del paisaje .En sus obras se palpa la tranquila paz del campo castellano ,el despertar de las piedras centenarias de sus casas, o las neblinas que surgen en el horizonte .Sus acuarelas son el reflejo de la calma de la naturaleza ,de la paz interior del paisaje ,del recuerdo que serena y se pierde en un tiempo intemporal.
Grimalt consigue hacer unas acuarelas limpias, luminosas, en las que el brillante colorido cambia al adaptarse a las exigencias del lugar que refleja.Unas veces son campos dorados, otras paisajes norteños llenos de verdor, en ocasiones marinas o puertos en movimiento.
Le gustan al artista también los pueblos colgados de las montañas, las plazas o la representación de la arquitectura popular, en las que se adentra para ofrecer los interiores de unas cocinas en las que el tiempo se ha estancado.
Grimalt hace también bodegones y recrea humildes utensilios de uso diario a los que consigue dar toda su importancia .La muestra se completa con los retratos de esas gentes que pueblan los lugares que antes he plasmado. Ancianos sobre todo, que parecen haber dejado hace un momento esas calles y los paisajes en los que se detuvo el artista, para intentar captarles como un recuerdo del tiempo que no pasa.
Las acuarelas de Grimalt atraen precisamente porque recogen la belleza sencilla y sosegada.
Juan Nepomuceno, crítico de Arte de la "Hoja del Lunes", Valladolid.
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